1) (Tal vez este comentario lo debí haber hecho antes) Si bien sabemos que Dios ha querido enmendar los errores que hemos venido cometiendo desde la mordida del fruto prohibido y desde entonces ha tratado de guiarnos hacia una vida lo más parecida a la que se suponía que viviéramos en el Edén; no me había fijado que con tantas normas y procedimientos (algo incómodas de leer) estaba describiendo al Edén mismo. Gran parte de los “NO” (las prohibiciones) era porque en el Edén no habían ni existían esas cosas, por ejemplo las enfermedades; y gran parte de los “Si” era porque sí las había, se podían hacer, le agradaban a Dios.
Por eso, el “reseteo” de la humanidad = “borrón y cuenta nueva” para empezar desde cero una y otra vez e intentarlo. A pesar de que los métodos (hasta ahora) hayan sido de destierro, o exterminio de casi toda la humanidad, si vemos a los humanos como un sujeto (como su creación), Dios ha venido perdonando al ser humano siempre, en cada uno de sus intentos. Y uno de sus intentos es cuando Dios le promete a Israel una descendencia y tierra abundantes (un Edén); a él, que no era perfecto, que era falible, pero que confió en El. A él que no era igual a su padre (Isaac), el cual tampoco era perfecto, y que también confiaba en Dios; y así mismo, a su vez, el padre de Isaac (Abraham). Como de igual forma, yo no soy igual al mío ni debo cometer los mismos errores que los de él. Lo mismo con Caín y Abel y sus padres, Adán y Eva; y Adán y Eva con Dios.
= Dios seguirá perdonándonos siempre. Y siempre que, confiados en El, estemos dispuestos a “un borrón y cuenta nueva” en nuestras vidas, un exterminio radical no de nosotros esta vez, si no de nuestros pecados.
2) Yo creo que simplemente Moisés y Aarón expresaron su fastidio en ese momento. “Escuchen, ustedes rebeldes! Acaso debemos sacarles agua de esta roca?”. Fue su manera de resaltarles y de que se percataran a la pregunta: “de verdad ustedes creen que se lo merecen?!.ustedes! malagradecidos!.” Y con esa actitud de reprimenda, “hablarle a la roca” no encajaba, a golpes sí. También: sí, hay gran parte de “atribuirse de ser suplidores de esa agua” en sus palabras, pero más o menos era de esperarse después de pasar tanto tiempo haciendo milagros, enviando plagas, liberando un pueblo, guiando un pueblo, CONVENCIENDO a Dios, diciéndole cómo proceder… psaaa! Que salga agua de una piedra? B*tch! Please.. eso lo hago YO! . Algo así debían sentirse Moisés y Aarón, lo único que lamento es que su castigo haya sido justo no poder completar la misión por la que han hecho tanto, llevar a Israel a la tierra prometida. Para mí no poder concluir algo es frustrante. Y peor aún, se los anunciaron… espero no leer que Moisés sea el rebelde después de eso, como tal empleado que le anuncian su último día de trabajo un mes antes.
3) Qué irónico! Que Esaú haya recibido bien a su hermano, Jacob, cuando se encontraron en el desierto (sabiendo que Esaú tenía razones como para no perdonar a Jacob) y que los descendientes (que no les compete los pecados de sus antepasados, más si ya se habían perdonados entre sí) de Esaú no le permitieran el paso a los de Israel.
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1) (Tal vez este comentario lo debí haber hecho antes) Si bien sabemos que Dios ha querido enmendar los errores que hemos venido cometiendo desde la mordida del fruto prohibido y desde entonces ha tratado de guiarnos hacia una vida lo más parecida a la que se suponía que viviéramos en el Edén; no me había fijado que con tantas normas y procedimientos (algo incómodas de leer) estaba describiendo al Edén mismo. Gran parte de los “NO” (las prohibiciones) era porque en el Edén no habían ni existían esas cosas, por ejemplo las enfermedades; y gran parte de los “Si” era porque sí las había, se podían hacer, le agradaban a Dios.
Por eso, el “reseteo” de la humanidad = “borrón y cuenta nueva” para empezar desde cero una y otra vez e intentarlo. A pesar de que los métodos (hasta ahora) hayan sido de destierro, o exterminio de casi toda la humanidad, si vemos a los humanos como un sujeto (como su creación), Dios ha venido perdonando al ser humano siempre, en cada uno de sus intentos. Y uno de sus intentos es cuando Dios le promete a Israel una descendencia y tierra abundantes (un Edén); a él, que no era perfecto, que era falible, pero que confió en El. A él que no era igual a su padre (Isaac), el cual tampoco era perfecto, y que también confiaba en Dios; y así mismo, a su vez, el padre de Isaac (Abraham). Como de igual forma, yo no soy igual al mío ni debo cometer los mismos errores que los de él. Lo mismo con Caín y Abel y sus padres, Adán y Eva; y Adán y Eva con Dios.
= Dios seguirá perdonándonos siempre. Y siempre que, confiados en El, estemos dispuestos a “un borrón y cuenta nueva” en nuestras vidas, un exterminio radical no de nosotros esta vez, si no de nuestros pecados.
2) Yo creo que simplemente Moisés y Aarón expresaron su fastidio en ese momento. “Escuchen, ustedes rebeldes! Acaso debemos sacarles agua de esta roca?”. Fue su manera de resaltarles y de que se percataran a la pregunta: “de verdad ustedes creen que se lo merecen?!.ustedes! malagradecidos!.” Y con esa actitud de reprimenda, “hablarle a la roca” no encajaba, a golpes sí. También: sí, hay gran parte de “atribuirse de ser suplidores de esa agua” en sus palabras, pero más o menos era de esperarse después de pasar tanto tiempo haciendo milagros, enviando plagas, liberando un pueblo, guiando un pueblo, CONVENCIENDO a Dios, diciéndole cómo proceder… psaaa! Que salga agua de una piedra? B*tch! Please.. eso lo hago YO! . Algo así debían sentirse Moisés y Aarón, lo único que lamento es que su castigo haya sido justo no poder completar la misión por la que han hecho tanto, llevar a Israel a la tierra prometida. Para mí no poder concluir algo es frustrante. Y peor aún, se los anunciaron… espero no leer que Moisés sea el rebelde después de eso, como tal empleado que le anuncian su último día de trabajo un mes antes.
3) Qué irónico! Que Esaú haya recibido bien a su hermano, Jacob, cuando se encontraron en el desierto (sabiendo que Esaú tenía razones como para no perdonar a Jacob) y que los descendientes (que no les compete los pecados de sus antepasados, más si ya se habían perdonados entre sí) de Esaú no le permitieran el paso a los de Israel.