Mientras hablábamos, se acercó a mi y, bajando su voz como si fuese un secreto emocionante, me dijo:
“Man, Jesús vino a la samaritana y la miró como si tuviese dignidad (¡porque la tenía!), y le dijo: “Si supieras el regalo que Dios tiene para ti.” ¡Eso es lo más cool del mundo!”
Y pensé en Jesús diciéndome, deciéndote, diciéndonos: “Si tan solo supieras…”
Estancados en la vida, ignorados por muchos, señalados por algunos, vamos en busca de agua en la hora que nadie nos ve. Se nos ha señalado, estigmatizado, etiquetado y hemos creído lo que sus voces dicen. A veces ni las hemos escuchado pero nos imaginamos lo que se secretean mientras nos miran y mueven los labios como susurrando… algo. Algunos de estos “creen en la gracia”, pero viven como des-graciados, como si solo fuese para ellos, como si no es un regalo que se le debe dar a alguien más.
Pero si prestamos atención al hombre junto a la fuente, nos daremos cuenta que nos mira como si valemos algo (¡porque valemos!) y nos dice: “¡Si supieras el regalo que Dios tiene para ti!”
¿Quieres saber?
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Foto de Thomas Hawk
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