Hoy todo el mundo habla de la cruz.
Cuando digo hoy, es hoy: “Viernes Santo”; y hoy: hoy en día.
Pero, si la cruz no te afecta es algo más, como una de esas cosas que representa para mucha gente: un adorno en la sala, una prenda que vestir, un anti-vampiros.
Dios, más que hablar nos presenta una imagen. Jesús, más que decirnos solamente: “Toma tu cruz y sígueme.” (Mateo 16), nos muestra el camino a ella, y nos muestra qué hacer con ella. Por eso el mensaje de Jesús era autoritativo: porque vivía por lo que predicaba. Es algo de lo que carecemos el día de hoy. Un montón de líderes predicándonos y dándonos ideas de cosas que no hacen o están dispuestos a vivir. “Cuiden del pobre“, pero no lo hacen. “Se humilde“, pero son orgullosos. “Ama a tu prójimo“, pero se pelean con otros pastores. “No critiques“, pero su agenda es criticar otros ministerios. ¡Hey, yo soy culpable! Pienso en cuántas cosas he predicado que ni siquiera hago y me digo: debo morir, debo tomar mi cruz, debo seguir. Recuerdo una vez, estando en una conferencia, como alguien decía cosas simples como: “Somos tan pequeños, y Dios es tan grande. Dios te ama, recuérdalo.”, un mensaje para nada profundo en un ambiente donde todos van con el fin de encontrar algo “nuevo”. Sin embargo, en medio de palabras tan simples y tan clichés las 10,000 personas que estábamos ahí escuchábamos en silencio, algunos lloraban, y otros se inclinaban hacia el frente prestando tanta atención a cosas que ya conocían. ¿Qué pasó? ¿Qué es tan interesante con respecto a esto tan… no-nuevo? Estaba muy claro que esta persona vivía lo que decía, su vida era el mensaje, sus acciones nos decían: “¡Es posible!” Y sus palabras nos clavaban el corazón. Gente así no tiene que preocuparse por decir nada nuevo, lo nuevo es que: ellos viven, ellos siguen, ellos cargan su cruz. ¡Qué triste que eso sea… nuevo!
“Si alguno quiere estar junto a mi, caminar conmigo, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.” (Mateo 16:24), no es una sugerencia es la forma en qué debemos vivir (morir, porque sin muerte no vida, pero eso es otro tema del que escribiremos en par de días). El servicio y estar rendidos delante de Dios son los signos de autoridad en la iglesia. Uno debería seguir a quien sigue a Cristo, y quien sigue a Cristo se ha negado a sí mismo, ha tomado su cruz.
La cuestión no es aprender la importancia de la cruz, no es cuánta información teológica tienes sobre la cruz y su centralidad. El asunto es este:
¿Quieres seguir a Cristo?
Pues, aquí está tu cruz.
La pregunta es: ¿Qué vas a hacer con ella?
Mira a Cristo y has lo que El hace. Te aseguro que te llevará al mismo lugar que llevó a Pablo:
“He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí.” (Gálatas 2:20 NVI). Y ese, es el mejor de los comienzo.
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One reply on “Cruz”
Sí, el aprender mucho sobre la cruz (que tiene su importancia claro está) me recuerda a los versos en Santiago 1.22-24, que cito:
“No se contenten sólo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica. El que escucha la palabra pero no la pone en práctica es como el que se mira el rostro en un espejo y, después de mirarse, se va y se olvida en seguida de cómo es.”
Interesante, me parece que se puede aplicar a nuestras vidas la modificación siguiente:
“No se contenten sólo con SABER ACERCA DE LA CRUZ, pues así se engañan ustedes mismos. USTEDES DEBEN CARGARLA. El que SABE ACERCA DE LA CRUZ pero no la CARGA es como el que se mira el rostro en un espejo y, después de mirarse, se va y se olvida en seguida de cómo es.”
Pero el apóstol Santiago nos da la solución ahí mismo. Cito Santiago 1.25:
“Pero quien se fija atentamente en la ley perfecta que da libertad, y persevera en ella, no olvidando lo que ha oído sino haciéndolo, recibirá bendición al practicarla.”
DLB,
-PVH