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El evangelio según X-men (una conversación sobre decidir ser cristiano)

La necesidad espiritual de la generación actual, es expuesta una y otra vez en las películas. No son una ni dos, ni siquiera diez, las películas que contienen grandes verdades espirituales, y por ende, ante una generación con necesidad de ser abordada también en ese aspecto, las películas llenan un vacío que quizás nosotros deberíamos abordar. Es cierto que, lamentablemente, la Biblia ha llegado a ser como cualquier otro libro. Nosotros entonces, como Jesús, no debemos aminorar su valor, sino exponer sus grandes verdades, de modo que la gente de nuestro tiempo la conozca en orden de valorarla. No estoy diciendo que las películas serán nuestra nueva Biblia, sino que usemos el lenguaje que la gente de hoy conoce, tal como lo hizo Jesús. ¿Por qué hablaba en parábolas? Para que la gente no entendiera.

Es cierto (eso es parte de otro mensaje), pero también las parábolas están cargadas del lenguaje y situaciones que la gente de esa época conocía. Mi esposa está harta de que después de ver ciertas películas yo diga: “Tiene un mensaje…” Y aunque usted no lo crea, la mayoría lo tienen. Yo lo veo como el grito desesperado de esta generación de decir las cosas en su lenguaje.

Por eso, usaremos hoy la película X-Men para exponer una verdad, esta vez no tan secular, pero sí de nosotros los cristianos, los que aceptamos al Señor. Si has visto la película entonces entenderás mejor lo que estaré hablando: y es sobre la lucha del cristiano en encajar y en ser entendido. Si bien es cierto que antes parecíamos más mutantes que ahora, no sólo nos separaba de las demás personas el hecho de que nos vestíamos diferente, oíamos música diferente, y muy pocos se enredaban en política, televisión, música “secular”, etc… Hoy, aunque muchas de estas cosas han cambiado, todavía somos considerados unos tígueres extraños, raros, diferentes… y aún un cristiano es un “tíguere raro”.

El sobrenombre “Jesus Freak”, que conocemos por la canción de dc Talk del mismo nombre, que hoy es encarado con orgullo no gracias a dcTalk (como muchos suelen pensar), sino gracias a Larry Norman, que en la década de los 60s durante el Jesus Movement, fue por muchos años un insulto. El que te decía “Jesus Freak” era digno de una pedrá’ o de que le pidieras a Dios que bajara fuego del cielo y mate a ese “jodío impío”. Hoy I dun really care that they label me a Jesus Freak/ There ain’t not disguising the truth[1] (Realmente no me importa que me digan que soy un evangélico/Ellos no están lejos de la realidad). Aunque muchos de nosotros cantemos con orgullo esa canción, admitámoslo: una de las cosas por las que se nos hace muy difícil ser cristianos es porque probablemente no encajamos.

En esa película, los mutantes, una especie “avanzada” de humanos con superpoderes extracurriculares del octavo tipo y de diferentes clases, desde hacer que llueva hasta los ojos mortales de la “vegana vengadora”, luchan continuamente por encajar entre los humanos, ante los cuales son una cosa extraña que da miedo y debe ser eliminada. Unos usan la fuerza, conducidos por Magneto para acabar con la raza humana y hacer que los mutantes vivan bien, otros entrenan a los mutantes a usar bien sus poderes, saberlos controlar y usarlos para el bien de la humanidad, mostrándoles a los humanos que los mutantes son iguales que ellos, con sólo algunas modificaciones físicas considerables.

Hay dos partes de la película que me cautivaron, una más que otra obviamente:

1. Bobby, que le dice a sus padres que está en una escuela privada para niños superdotados, regresa a casa en no la mejor situación. Sus padres encuentran que el Bobby regresó, y está listo para confesar lo que es: “Soy un mutante…” La parte que me impresiona es cuando su madre le dice: “Bobby, ¿has considerado ser… menos mutante?”

2. Cuando Nightcrawler se acerca a Mystic y le dice: “Dicen que puedes imitar a cualquiera incluso su voz…” Luego le dice: “Si puedes disfrazarte, ¿por qué no andas todo el tiempo disfrazada y así te pareces a ellos?” Ella le dice: “Porque no debería…”

¿Por qué me gustan tanto? Porque ambas envuelven el hecho de que hay una fuerte decisión de no esconder tu identidad, y cuando estás decidido a no hacerlo obviamente eso te ayuda a mantenerla ante la presión de los demás. Y porque son un ejemplo de lo que mucha gente quisiera para nosotros: ser menos cristianos o cristianos “de la secreta”, como dice una canción por ahí. Puede ser que no lo creamos: pero a muchos nos da vergüenza ser cristianos.

Un verso muy usado: “no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación de todos los que creen…” (Rom. 1:16). Recuerdo que lo usaba una y otra vez para contrarrestar el daño psicológico y espiritual que quizás pueda causar el que otros te rechacen por la decisión que tomaste. Pero este no es el verso que quiero usar para que entendamos la magnitud, lo que hay detrás y a la vez la solución del problema.

Vamos a 1 Corintios 2:11-14:

“En efecto, ¿quién conoce los pensamientos del ser humano sino su propio espíritu que está en él? Así mismo, nadie conoce los pensamientos de Dios sino el Espíritu de Dios. Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo sino el Espíritu que procede de Dios, para que entendamos lo que por su gracia Él nos ha concedido. Esto es precisamente de lo que hablamos, no con las palabras que enseña la sabiduría humana sino con las que enseña el Espíritu, de modo que expresamos verdades espirituales en términos espirituales. El que no tiene el Espíritu* (*Trad. lit.: “el hombre natural”) no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente. En cambio, el que es espiritual lo juzga todo, aunque él mismo no está sujeto al juicio de nadie…”

Me gustó mucho como Eugene Peterson, parafraseó los últimos versos:

“El hombre no-espiritual, como es por naturaleza, no puede recibir el regalo del Espíritu de Dios. No hay capacidad en ellos. Lo ven como una locura. El Espíritu es sólo conocido por el espíritu- el Espíritu de Dios y nuestro espíritu en directa comunión. Cuando vivimos espiritualmente, tenemos acceso a todo lo que el Espíritu de Dios está haciendo, y no podemos ser juzgados por críticas no-espirituales.”

Lo primero que debemos hacer es reconocer lo que somos y de la decisión que hemos tomado. Nadie te obligó a esto. Lo eres porque quisiste serlo. El sociólogo y prominente escritor cristiano Tony Campolo, describe dos situaciones en las que podemos ver el poder de conocer lo que has decidido:

1. Dos estudiantes, uno marxista-leninista (si una sola es bastante mal, imagínenla juntas) y el otro un ex-ateo. Él dice que tenía miedo de lo que podría pasar, pero ciertos meses después los visitó y se sorprendió de que el marxista… eso… era ahora cristiano. La explicación que este le dio fue que cada noche discutía y siempre el marxista… eso… ganaba, pero el ex-ateo le decía: “Pero yo sé que Cristo es real. Yo sé que Cristo está vivo. Yo siento Su presencia. He experimentado un sentido de su guianza en mi vida. Probablemente has ganado los argumentos, pero no puedes deshacer lo que sé que es verdad. Jesús está vivo en mi.” ¿Cómo lo podía desconvencer de algo tan real y obvio en su vida?- preguntaba el marxista…eso… Así que al final, terminó siendo cristiano.

2. Cuando terminó de dar una conferencia en una universidad, un estudiante se acercó al frente del salón a preguntarle por qué él era tan naive al creer todavía en Dios y en la Biblia. “Yo lo decidí”, le contestó Tony. “Una vez que hice esa decisión, he continuado construyendo mi soporte intelectual para lo que yo creo que es verdad.”

Yo diría: “¡Bing Bang!”

La primera vez que leí esto fui profundamente impresionado, porque nunca lo había visto desde ese punto de vista, e incluso hoy, cuando ser cristiano hasta está de moda, y los templos están repletos de gente, hay muchos que se avergüenzan de su condición.

Ahora entiéndanme: cuando digo “se avergüenzan de su condición” no me refiero a que ocultan la realidad de que son cristianos; eso es sólo una forma de “avergonzarnos de nuestra condición”. También, cuando actúas de forma vergonzosa, es decir, haciendo cosas que no deberías hacer, entonces también te avergüenzas de tu condición.

La vergüenza existe en todos lados, incluso aquí adentro. Por ejemplo, ayer en un discipulado (que estaba sumamente debatido y cool) hablábamos acerca de tomar la cena del Señor indignamente, del por qué mucha gente prefiere tomarla, aún sabiendo la condición de su corazón, no porque no le importe sino porque “¿qué pensará el que se sienta a mi lado?” o “Oh my “gas!” “De’pué’ ‘tán tó’ e’to’ tíguere’ hablando de mí…” Puse el ejemplo, porque en ambos hay una conducta semejante: no quieres que los demás te señalen. Prefieres caer en desgracia delante de Dios antes que tanto la gente de afuera como la gente de adentro te señale.

La raíz del problema de todo está en un verso que hace semanas me dio en la madre: “¿Cómo es posible que crean si unos a otros se rinden gloria pero no buscan la gloria que viene del Dios único?” (Juan 5:44)

Nos olvidamos de una vez que somos impulsados sólo por lo que Dios hace en nosotros. Y una y otra vez, adentro y afuera buscamos la aprobación de la gente para todo. Si buscas los motivos de por qué te avergüenzas o el por qué has decidido no ser cristiano, probablemente no sea que no quieras a Dios, sino que simplemente prefieres honrar otras cosas, como a los demás hombres.

Ahora, te quiero dejar con algo poderoso. Para ti, que has decidido seguir a Dios y honrar sólo a Dios. El Espíritu de Dios está en ti y sólo tu espíritu puede entender esas cosas. Eres llamado “hombre-mujer espiritual”, porque estás en un directo contacto con Dios. No esperes que nadie te entienda, porque lamentablemente si alguien no es espiritual (no importa que se llame cristiano o no) no va a entender lo que está pasando en tu vida. Y la parte más sabrosa que Pablo dice es que sólo nosotros podemos juzgar las cosas que son espirituales, pero nadie puede juzgarnos a nosotros.

¿Por qué? Porque nosotros tenemos el Espíritu de Dios y sólo le damos cuenta a Dios:

“¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó…” (Rom. 8:33,34)

So, sólo cuenta a Dios. Recordemos que somos templo del Espíritu. Hagamos las cosas del Espíritu, y dejémonos de cosas. Si hiciste esto para agradar a otros cristianos “wrong!” y si lo dejaste de hacer para agradar a otra gente “wrong!”…

“Hagan todo esto estando conscientes del tiempo en que vivimos. Ya es hora de que despierten del sueño, pues nuestra salvación está ahora más cerca que cuando inicialmente creímos.

La noche está muy avanzada y ya se acerca el día. Por eso, dejemos a un lado las obras de la oscuridad y pongámonos la armadura de la luz.”

Romanos 13:11-12

1. Fragmento de “Jesus Freak”; Mark Heimermann, Toby McKeehan; Fun Attic Music (ASCAP), Up In The Mix Music (BMI), 1995, del álbum Jesus Freak, por dcTalk (1995).

Fausto Liriano es pastor de El Círculo.

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