Categories
Artículos

¡El Vive!

“Él es anterior a todas las cosas, que por medio de él forman un todo coherente. Él es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia. Él es el principio, el primogénito de la resurrección,  para ser en todo el primero. Porque a Dios le agradó habitar en él con toda su plenitud y, por medio de él, reconciliar consigo todas las cosas, tanto las que están en la tierra como las que están en el cielo, haciendo la paz mediante la sangre que derramó en la cruz.
Colosenses 1:17-20
Cristo había invitado a sus discípulos a morir, a cargar su cruz y a seguirles. ¿Pero qué garantía había de que ese era el mejor… camino? Ahora tenemos hay una tumba vacía. Jesús no está… en la tumba ( la tumba significaba que ya “no estaba”, murió, durmió) pero ahora está vivo y en medio de nosotros.
Es en ese momento que la invitación de tomar la cruz toma tanto sentido, porque solo aquellos que mueren resucitan, aquellos que se niegan a morir viven sobreviviendo porque luchan con la muerte pero también luchan con la vida, viven constantemente en el borde. Pero aquellos que entregan su vida ya no luchan con nada: Jesús venció la muerte (“¿Dónde está oh muerte tu aguijón?” 1 Corintios 15:55) y ya no vivimos nosotros sino Cristo en… nosotros.
Aquellos que siguen de cerca a Cristo reorganizan su vida y su futuro alrededor de esta verdad: ¡Jesús resucitó!
———————————————————-
El Círculo
Bajo Licencia CreativeCommon™

Categories
Artículos

Nos Enseñó El Camino

“En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad.”
Juan 1:4
Recuerdo que siempre que entraba a la casa de mi amigo Jetro, me llamaba muchísimo la atención un cuadro, de esos  que la gente solía poner en sus paredes años atrás. Tenía la foto de una cruz, y leía:
“Le pregunté al Señor
cuánto me amaba, y abriendo los brazos
dijo: ‘Así’, y murió.”
Era típico que en mis meditaciones, pensara por mucho tiempo en lo que el cuadro decía, en la relación que eso tenía conmigo y todo lo que la muerte de Jesús representaba para mi vida. Amor.
No se en cuántas ocasiones usé el cuadro para un llamado o como una ilustración para un mensaje.
Amor.
Jesús me amó… así.
Pero la cruz de Cristo es también un ejemplo de vida… La primera cosa que creo que les llegaba a los discípulos mientras miraban desde lejos el horrible destino que le había tocado a Cristo, era:
¿Quieren seguirme? Abandonen su manera egoísta de vivir, tomen su cruz, y síganme.” (PAR)
La cruz también nos enseña un estilo de vida. Este estilo de vida no nos salva. No recibimos gracia al empezar a negarnos, tomar nuestra cruz y seguir a Cristo. Pero lo natural es que, al ser profundamente impactados por su amor, por su gracia, por su belleza, por sus palabras, por su forma de vivir, por su humildad, por su compasión y misericordia, por su conexión con el Padre, no queramos otra cosa sino seguirle. Y si le seguimos de cerca, entonces lo imitamos y si lo imitamos tomamos el objeto donde morirán las cosas que impiden que yo muestre misericordia, compasión, que de… gracia. Entendemos que el obstáculo más grande a que otros vean que hay luz y que somos sal, somos nosotros mismos.
“Yo debo morir.”
Con determinación seguimos a Cristo hasta el calvario y nos damos cuenta que la muerte a la que tanto temíamos, que la desaparición de eso a lo que tanto nos aferramos no era tan dolorosa y se transforma en una de las experiencias más significativas de nuestras vidas.
Sorprendido por nuestra paz, nuestro temple, la tranquilidad que nos caracteriza, la entrega a otros, el amor, la compasión y todas esas cosas que forman parte del fruto del Espíritu, alguien un día nos preguntará cómo lo hacemos con tanta facilidad, y la respuesta que daremos es:
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mi.” (Gálatas 2:20)
Cristo nos enseñó el camino…

——————————————————-
El Círculo • www.circulojuvenil.com
Bajo Licencia Creative Commons
Foto de Thomas Hawk
Usado Con Permiso • Creative Commons